LAS CATEDRALES
DE JOSÉ MANUEL VELASCO
Erguidas, altas son, llamas o venas
de luz por la pintura traspasada;
arcos que fueron cielos y hoy son nada
más que sangrantes cúpulas. Apenas
torre que sobre el lienzo a mármol suenas,
¿qué fue de tus columnas, tu pisada
de azul y tu hondo techo?, ¿en qué estrenada
sombra tu concreción lates y llenas?
Paisaje de la mano, tu arquitecto
te puso el aire y dio a tu soledad
lo hermoso y lo más triste y más seguro.
Oscura catedral en oro recto,
oscura la oración en la piedad,
oscuro tu pincel de amor oscuro.
Rafael Inglada