JOSÉ MANUEL VELASCO: CORDOBÉS EN LA DIÁSPORA Y ARTISTA DE NUESTRO TIEMPO

Forma parte José Manuel Velasco de ese conjunto de artistas de origen cordobés que descollaron la pasada década al calor de la apertura producida en el ambiente artístico, al que habría que considerar perteneciente al grupo de artistas cordobeses en diáspora, por llevar un buen número de años habitando- y también pintando- fuera de Córdoba. Es por ello que su obra resulta aquí poco conocida, a pesar de que él mismo parece no estar dispuesto a volver la cara a la ciudad que le viera nacer, y, a la memorable exposición que realizara en la Excma. Diputación en 1989 sigue ahora ésta de la Galería Studio de 1992, que contribuye también de manera efectiva a ensanchar el panorama del arte contemporáneo cordobés que por estas fechas estamos revisando.

Puede decirse que el arte de José Manuel Velasco nace de una de las partes más nobles del sujeto, aquella donde parecen habitar las emociones, los sentimientos y los anhelos, circunstancias estas de carácter personal y subjetivo que José Manuel cataliza mediante una actitud de corte no intelectualista que le lleva a plantear unos lienzos de fuerte carga lírica donde, si a veces el piropo se coalía a lo social o al paisaje ,o, como ocurre la mayoría de las veces, a los ditirambos surgidos en las zonas más puramente oníricas del cerebro, cuando llegan a trasmutarse en obra, cobran esa dimensión de índole universalista que lo sacralizan como refinado artista, por llegar entonces éstas a su definición mediante la acción estética comunicativa.

Es por eso que la misma se define entre los límites de la abstracción y la referencia a la realidad, conjugándose en una poética general de dicción expresionista que, enlazando con esa conciencia de sentimiento amenazado tan típica de nuestro tiempo, hace tambalear las condiciones de sus fundamentos más puramente románticos. Es la suya, en definitiva, una pintura que profundiza de algún modo las corrientes expresivitas de nuestro moderno siglo XX, y que aparece inmediatamente relacionada con una de las fuentes más prolíficas de la tradición cultural española: aquella que se establece en base a un sentimiento del mundo de carácter marcadamente romántico que no puede dejar de coaligarse con el entorno más inmediato en el proceso del sentir cotidiano del artista.

Una pintura pues noble –y con valor de futuro- ésta de Velasco, al que sin duda habrá que incluir en la nómina de artistas cordobeses en la diáspora que comenzaron a alcanzar cierto estrellato en el controvertido panorama del arte de los ochenta.




José María Palencia Cerezo


Crítico de Arte