A PROPÓSITO DE UNA NUEVA FIGURACIÓN EXPRESIONISTA: JOSÉ MANUEL VELASCO

No podemos evitar, a la vista de las obras de este joven pintor cordobés afincado en Granada, el recuerdo imborrable de Kokoschka. Ensor y Munich. L admiración que éstos despiertan en la receptiva y creativísima imaginación del autor es evidente y palpable. Una especial y personalísima síntesis del profundo humanismo que late en las pinturas de aquellos grandes artistas, conforma la canalización vectorial que dirige en cada momento la concepción formal en las composiciones de Velasco, siempre partiendo de una óptica absolutamente personal y exclusiva, que cataliza fuertemente el impulso original, la emoción incontenible, la agitadísima pasión que consume como una incurable fiebre al joven creador, cuya visión crítica encuentra una muy válida traducción en estas obras, verdadera personificación de su mundo, de la proyección del Yo, del íntimo y penetrante diálogo del artista con lo representado…

El sentimiento intenso y trágico de la vida, las pasiones humanas y el espíritu de la naturaleza se encuentran aquí conjugados de acertada forma, habiéndoseles dado cuerpo mediante una inquietísima y a veces incontrolable praxis, igualmente llevada a cabo por la pincelada directa, sinuosa y fuerte, el conciso brochazo, o el raspado, que dibuja y perfila, haciendo gala de una total libertad formal que, sin perder en ningún momento su especial frescura y espontaneidad, pudiera tal vez canalizarse mediante alguna previa reflexión que, indudablemente, perfeccionaría los resultados plásticos y expresivos de algunas de estas obras, cuyo conjunto nos muestra bien a las claras la inequívoca valía de esta joven pintor, cuya trayectoria profesional, reciente pero firme y ya cuajada de éxitos, se encuentra tocada de ese inconfundible hálito de creatividad y afán investigador que deben imperar la obra de todo auténtico artista.



Eva V. Galan


Crítica de Arte y Periodista